Tengo un sabor agridulce
dentro de mi alma niña.
Aquellos a los que tanto amé,
poco a poco se evaporan.
Son como las olas del mar
que rompen en la arena fina.
Se desacen en la playa...
y esa espuma que dejaron
llena de fuerza y viveza,
desaparece en la arena
para no volver jamás.
Es triste y amargo el sentir,
que cuando pasan los años,
aquellos amores de antaño
que daban sentido a mi ser,
se evaporan cual si fueran
vapores de un amanecer.
Un poema escrito por mí en uno de esos días melancólicos en los que tenemos la sensibilidad a flor de piel, y necesitamos expresar a través de las palabras, y dibujando y pintando también a través de ellas.